Einstein dijo en una ocasión, Si corro detrás de un rayo de luz a la misma velocidad que la luz, debería percibir el rayo luminoso como un campo electromagnético estacionario (el sol) aunque especialmente oscilante. Esto sería el ahora continuo donde está el soñador del sueño, la consciencia superior (el sol), mientras el yo oscilante da vueltas al...
El soñador no sabe que está soñando, y el protagonista del sueño, no sabe que es soñado, no sabe que es el protagonista de un sueño de sí mismo.
Al final todo es pensamiento, puntitos de luz que son hilitos de luz que emiten en infinidad de frecuencias formando infinidad de patrones. Frecuencias horribles, incontrolables y caóticas, o frecuencias de amor. El amor es el conocimiento, y lo provocan frecuencias maravillosas.
El ser humano piensa y hace, o no hace, que en cierta forma es una manera de hacer.
Los diferentes estados de consciencia vibran en distintas frecuencias, las frecuencias que emite el cerebro durante lo que entendemos por sueño al dormir, por ejemplo.
Si el tiempo es la cuarta dimensión, la dimensión espacio temporal, la única manera que tiene el ser humano de mantenerse en esa dimensión, cuando el dolor no le permite seguir, es saltando de una dimensión espacio temporal a otra, a eso le llamamos muerte.
